jueves, 17 de noviembre de 2016

MIS COPISTAS MEDIEVALES

 Hola Melóman@s

Empezamos nuestro viaje por la historia de la música y nos vamos a mi época favorita, a esa época a la que viajaría sin duda si pudiera viajar en el tiempo. Como sé que no puedo hacerlo, quiero que me ayudéis a conseguirlo... Cómo? os preguntaréis... pues muy fácil.

Os convertiréis en Copistas medievales. Hace tiempo ya os hablé de este apasionante tema en este blog Por si no lo recuerdas, pincha en el enlace para recordarlo COPISTAS MEDIEVALES.

Como ya sabéis, a lo largo de la Edad Media, los monasterios se convirtieron en focos de cultura. La importancia de un centro monástico era directamente proporcional a la calidad y cantidad de los libros que se copiaban y de los fondos de su biblioteca, que se convertían así en el más preciado tesoro (Si alguno se lleva este libro, que lo pague con la muerte, que se fría en una sartén, que lo ataquen la epilepsia y las fiebres; que lo descoyunten en la rueda y lo cuelguen [anotación al final de un códice medieval]).


El copista, habitualmente monje, era el encargado de reproducir los libros, copiándolos en una sala próxima a la biblioteca llamada scriptorium. Un copista experimentado era capaz de escribir del orden de dos a tres folios por día. Una obra completa era trabajo de varios meses, así que podemos hacernos una idea del arduo trabajo que significaba copiar un ejemplar. Ello hace referencia únicamente al trabajo de escritura pues posteriormente entraban en juego los iluminadores, que eran los encargados de dibujar miniaturas e ilustraciones del libro, en cada uno de los espacios dejados en blanco por el copista.


Las principales herramientas que utilizaba el copista eran: penna (pluma), rasorium (raspador), atramentum (tinta) y pigmenta (colores para iluminar).

Con la mano derecha, el copista sujetaba la penna y con la izquiera el rasorium, que le servía tanto como para corregir los errores en la escritura como para acabar de alisar las irregularidades del pergamino.
Gracias al trabajo de esos artistas, muchos de ellos anónimos, la humanidad dispone de verdaderas joyas que han perdurado y perdurarán a lo largo de los siglos.
Para poder haceros una idea más clara de cómo eran los scriptoria medievales y cómo trabajaban en ellos los monjes, ved el siguiente fragmento de la película El nombre de la rosa (basada en la novela homónima de Umberto Eco) en la que hay una recreación muy buena de éstos.



Como ya os he dicho...os convertiréis en copistas medievales y tendréis que iluminar una partitura gregoriana. Ya os he dado una copia en clase, pero como sé que soy un poco destrastrillos...os dejo de nuevo el enlace por si tenéis que imprimir la partitura de nuevo. Pincha en la imagen:



Siempre me decís que es muy difícil, pero yo sé que sois capaces de esto y de mucho más. Simplemente tenéis que pensar como un monje medieval y seguir estas indicaciones.

1) Las líneas del tetragrama serán de color rojo
2) Rellenar la letra así como las notas de color negro, a excepción del trocito de texto que aparecerá en rojo.
3) En el cuadro dibujaremos una inicial, la "O".
OJO!!! recuerda que eres un monje medieval, no dibujes cosas que aún no existían o cosas que un monje no podría dibujar...ya sabes a qué me refiero.

Ahora os dejo unos ejemplo de mis alumn@s  de otros años... Seguro que os ayudan y así podréis ver que todo se puede con un poquito de esfuerzo y cariño.















Qué te parece? A que son unos artistas??? Seguroque tú lo haces tan bien, o incluso mejor.... ;))




1 comentario:

  1. Felicidades por la propuesta. Me ha encantado la actividad, es una idea estupenda para conocer el trabajo de los copistas medievales.
    Y felicidades a los alumnos, han quedado preciosas las partituras! Cuánta creatividad!

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